-Llegas tarde.
-Lo siento. Es que tuve que...
-No te pregunté porque. Solo te dije que llegas tarde.
Él extendió su mano, y enredó sus dedos con los de ella. El perfume de la primavera estaba impregnado en sus ropas, pero él no sabía oler el aroma del amor.
-Te quiero.
-Ya te dije que te lo calles para ti misma.
-Si no puedo decir "te amo" lo menos que puedo decir es ~te quiero~.
-Tienes prohibido decir cualquier cosa que demuestre sentimentalismo.
Sólo se escuchaban los pasos de ellos dos. Las calles estaban vacías. Un par de minutos caminando sin sentido bastarían, pensó el.
-Nos vemos mañana.
-Prometo llegar a tiempo, no te volveré a fallar.
-Da igual. Limítate a irte ya.
Ella cerró los ojos, esperando un beso, al menos un abrazo. Esperó en la oscuridad de la fría noche. Cuando abrió los ojos, no había nadie más que ella.
-Te amo.
Le susurró al viento.
Al día siguiente, ella simplemente no llegó.
Y dentro de él, algo se quebró...
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