The Gringotts

Entra, desconocido, pero ten cuidado

con lo que le espera al pecado de la codicia,

porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,

deberán pagar en cambio mucho más,

así que si buscas por debajo de nuestro suelo

un tesoro que nunca fue tuyo,

ladrón, te hemos advertido, ten cuidado

de encontrar aquí algo más que un tesoro...


30 de agosto de 2010

The One

No sé como titular esta entrada, y no sé como abordar el tema.
Y es que sé que soy solo yo la que se daña el alma al no exponer las cosas.
Pero más vale desahogarme en este momento, y así evitar que después duela.
Prefiero sanar de una vez mi alma y superarme, para no quedarme sola.

Ahora que la vida sigue su curso y las cosas pasan solo porque sí.
Me doy cuenta de que te agradezco por haberme pedido ser paciente cuando en aquel momento yo no supe entender.
Y aunque en este momento sé que lloraré y me enojaré, en algún momento de mi vida volveré a ser feliz.
Por más que el pasado siga queriendo aferrarse a mi piel, o sea completamente al revés.

Ahora que las piezas se acomodan una tras de otra.
Puedo ver entre la neblina y darme cuenta de que así, sola, estoy mejor.
Porque no debo creer en tus palabras cuando ya se volvió algo cierto.
Que tú no me amaste y aun esperabas regresar el tiempo...

No escucharé tus falsas excusas en las que me dices que como malinterpreto las cosas.
Soy más inteligente que tú y puedo leer entre tus lineas.
Ojalá y tu pudieras hacer lo mismo y ver mis matices.
Pero sé que sigo esperando imposibles y que de nada vale la pena...

Ahora finge ser feliz cuando ambos sabemos que por dentro el odio te carcome.
Y yo seguiré superando mis miedos buscando en este mundo a alguien que me valore.
No eres el único que creyó haber encontrado al amor de su vida.
Y te aseguro que después de ti, aun me queda mucho camino para perderme en la deriva.

No me pidas imposibles, ya te expliqué como está la situación.
No esperes que me trague el orgullo solo por ti.
Si sabes que fue lo que hiciste, entonces para qué me preguntas.
Ahora es tiempo de que aprendas a vivir sin mi.

Yo ya me fui...

29 de agosto de 2010

The Count Back

La primera vez que la vi, fue de lejitos. Vestía de color morado, y le sentaba demasiado bien. Era pequeña, pero no se veía frágil, y su voz llegó a mis oídos como un sonido cálido pero vivaz. Y en ese momento fue que descubrí que ella era perfecta para mí.

La primera vez que le hablé, fue gracias a una amiga que me hizo el favor. Mi corazón estaba algo nervioso, pero mi cabeza decía que no era nada que no pudiera manipular. Platicar con ella era muy fácil, sobre todo porque ella era la que llevaba el hilo de la conversación, y tenía mucho de donde platicar. Su vida era muy interesante, y yo deseaba conocer cada vez, un poco más.

Después de ese primer encuentro, no pasó gran cosa. Me saludaba, pero como si me tratara solo de un conocido. Bueno, al menos algo era algo, y ese algo era de donde podía empezar a construir un poco más. Solo tenía que irme haciendo presente en su vida.

Cada que la veía la saludaba, y trataba de sacar conversación. Era un poco más fácil porque podía valerme de cosas que ya hubiera aprendido en pláticas anteriores. Pero también me daba cuenta de que era algo difícil porque ella nunca estaba sola, y al parecer yo no era el único que estaba interesado en ella.

Y además, ella ya estaba enamorada.

Sigo sin saber como fue que me gané esa confianza, para saber todos los pormenores de su relación fallida. Su semblante era alegre y destellaba felicidad cuando hablaba con los demás, pero cuando salía aquél tema amoroso, su mirada se oscurecía y su semblante denotaba dolor.

Y fue así como poco a poco me enteré de todo el daño que había sufrido su pobre alma, y como me decidí a ser yo quien lo repararía.

Y simplemente, un día declaré mi amor.

Ella se sorprendió y me pidió que no insistiera, que lo olvidara. Que seguía demasiado enamorada como para olvidar de la noche a la mañana. Y yo me resigné.

Un mes después, ella vino a mi, recién terminada de llorar, a decirme que ya dejaría aquella relación fallida en el atrás, y que seguiría con su vida. Y yo nuevamente me declaré.

Ella se sonrió, y me abrazó diciendo que no me diera por vencido. Eso significaba que tenía una oportunidad, pequeña, pero que la tenía.

Lo que pasó después no tiene que saberse, pero fui feliz los pocos días en que ella llegó a considerarme algo serio. De repente algo pasó: aquél tipo que la había tenido enamorada poco más de 3 años regresó, y ella se sintió insegura, y ya no quiso saber nada más sobre mí.

Me esquivaba la mirada, no tomaba mi mano, y nunca más la pude volver a besar. Y fue doloroso para mí, ya que yo esperaba que algo serio comenzara a surgir.

Y es que a fin de cuentas, ella nunca me habló de frente. Ella solo me ilusionó. Ella sufría y amaba, no a otro, sino a varios más, contra los cuales no podía competir. Y yo la seguía queriendo.

Sigo sin saber qué hago mal.

"Y es que, aunque no quieras creerme. En verdad, lo que yo menos quería, era herirte. Y te pido perdón por querer aliviar mi soledad contigo."