The Gringotts

Entra, desconocido, pero ten cuidado

con lo que le espera al pecado de la codicia,

porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,

deberán pagar en cambio mucho más,

así que si buscas por debajo de nuestro suelo

un tesoro que nunca fue tuyo,

ladrón, te hemos advertido, ten cuidado

de encontrar aquí algo más que un tesoro...


13 de junio de 2011

Syaoran Card Captor: Capítulo 12

Capítulo 12
El día interminable de Syaoran

            El reloj marcaba 5 minutos para las 12. El salón 2 del 4to grado se encontraba reunido tomando una clase especial en el gimnasio. Era común que tuvieran esas típicas clases extras, que se repartían a lo largo de todo el año escolar. Eran esos momentos en que los llevaban al gimnasio, y los padres de los alumnos daban una clase que estuviera relacionada con su trabajo. Mientras el padre de Syaoran hablaba, los alumnos lo miraban fijamente, y varios más tomaban notas. Al ser profesor de Universidad, y la primera vez que Syaoran lo observaba dar clase, tenía miedo de que los temas resultaran muy complejos, sobre todo al tratarse de un arqueólogo, pero afortunadamente, el padre de Syaoran tenía la habilidad de explicar muy fácilmente, además de que era de manera entretenida.
            Ahora el reloj marcaba las 12, y el timbre que anunciaba el fin de la clase había sonado ya. Fujitaka parecía un poco impresionado de que se le hubiera acabado la hora, pero se apuró a recoger sus cosas, mientras algunos alumnos hacían lo mismo, y otros, los que eran la mayoría, le aplaudían.
Fujitaka se encontraba ahora abajo del estrado, y Sakura lo había retenido, haciendo pregunta tras pregunta, mientras que el padre de Syaoran las respondía alegremente.
            -Al parecer todo este tipo de cosas te gustan, ¿no es así? –le preguntó.
            -Claro, me fascinan estos temas –respondió ella.
            -En ese caso, puedes venir cuando quieras a mi casa, ahí tengo otros descubrimientos que estoy seguro te gustarán.
            -¿Lo dice de verdad? –preguntó con la mirada radiante.
            -¿Ves? Te dije que el papá de Kinomoto es muy interesante –le dijo Yamazaki a Sakura, al verla ahí.
            -¿Dijiste Kinomoto? –preguntó ella sorprendida.
            -¡Papá! –se escuchó en ese momento la voz de Syaoran, y lo saludó junto con Tomoyo-. ¿Se puede saber que bicho le ha picado a esa niña rara? –le preguntó a Tomoyo, mientras los dos veían a Sakura, que lo miraba a él de manera maravillada, del mismo modo en que veía a su papá.

            Esa noche, mientras Syaoran trataba de colarse en la habitación de su hermano, ya que Yukito y Touya se encontraban estudiando (y era más que obvio que Syaoran quería ver a Yukito), Kero se encontraba salvado felizmente su juego de Gears of War 2.
            -Ese maldito de mi hermano no me dejó pasar más allá de la puerta –se quejó al entrar a la habitación, y cerrar la puerta tras de él.
            -No pasa nada –dijo Kero hablando consigo mismo-. Ya mañana derroto al Brumak, y el Gears of War 2 lo tendré terminado.

            Ahora se encontraban los dos dormidos, pero a media noche, algo interrumpió su sueño: la campana de la escuela empezó a sonar, como si fuera medio día. Syaoran y Kero se levantaron para ver, y escucharon como hacían lo mismo Yukito y Touya, así como su papá.
            -Algo raro le pasa a ese reloj –dijo Kero mientras se frotaba los ojos.
            -Es muy extraño –le dijo Syaoran-. Ese reloj nunca había fallado.

            A la mañana siguiente, Syaoran se encontraba a las carreras. Por el ruido que había ocasionado el reloj la noche pasada, no había podido dormir bien, por lo que tuvo que regresarse a la habitación para recoger la flauta, ya que tenía examen, y asegurarse de que no llevaba el pijama en vez de uniforme.
            -¡¿Qué demonios significa esto?! –se escuchó el gritó de Kero cuando Syaoran cerró la puerta tras de sí-. ¡No puede estar pasando esto!
            Delante de él, en la pantalla de la televisión, el videojuego de Gears of War 2 le decía que no había ningún juego guardado.

            -Maldición, la nota Re es muy difícil –se quejaba Syaoran en su sitio, mientras Tomoyo se encontraba a su lado-. Me queda demasiado lejos.
            Se encontraban en la clase de música. Mientras Syaoran recordaba la manera de acomodar los dedos para tocar la canción que la maestra les pedía, los alumnos iban pasando de uno en uno para tocarla frente al resto de la clase.
            -Ahora continuamos con el joven Kinomoto –dijo la maestra cuando el alumno terminó de tocar la pieza. Syaoran se levantó un poco nervioso, y empezó a encaminar.
            -Ten confianza en ti mismo –le susurró Tomoyo para darle apoyo.
            Ahora, mientras estaba frente al resto de la clase, quería que se lo tragara la tierra. Se había equivocado, y la maestra lo había mandado sentarse.

            A la hora del descanso, Syaoran seguía practicando con su flauta, enojado consigo mismo por haber fallado en una canción tan sencilla, mientras Tomoyo lo escuchaba. Detrás de ellos se escuchaba la melodía que Syaoran había fallado en clase esa misma mañana. Los dos voltearon a ver, y se toparon con Sakura, quien iba practicando mientras caminaba.
            -Hay veces en que me pregunto, si esa niña vino sola desde Hong Kong hasta aquí –preguntó Tomoyo, y ella y Syaoran se levantaron para mirarla bien-. Nunca la he escuchado hablar sobre su familia…
            -¡Cuidado! –se escuchó el grito de los chicos que jugaban futbol frente a ellos.
            La pelota se dirigía a toda velocidad en dirección a la cara de Sakura. Syaoran trató de detener la pelota, pero se le escapó entre los dedos, estaba por golpear a Sakura, cuando ella se detuvo, dio un brinco en el aire, y pateó la pelota con todas sus fuerzas, anotando un gol en la portería que tenía frente a ella.
            -Es demasiado asombroso como para que lo haya hecho una chica –dijo Syaoran algo receloso.
            -Supongo que se trata de práctica –le dijo Tomoyo-, aunque me parece muy comprensible el poder pegar un salto con el uniforme de Lucky Star. Siempre me ha parecido que la falda es demasiado suelta –dijo mientras hablaba más para sí misma que para Syaoran.

            Esa noche, Syaoran se encontraba en casa, celebrando con su padre y su hermano que tanto él como Touya habían terminado con sus exámenes.
            -Solo me equivoqué en una nota de esa tonta canción… -dijo Syaoran algo enojado.
            -A mí me parece que quieres decir que solo te fue bien en una parte.
            -¡Contigo no estoy hablando!
            -Aunque los exámenes se hayan terminado –los interrumpió su padre-, debes de tratar de corregir tus errores, y esforzarte.

            A pesar de que Syaoran se encontraba practicando con la flauta esa noche, Kero no perdía la concentración, y seguía jugando el Gears of War 2, dando su máximo para volver a reunir los records que tenía y que por algún extraño motivo, no se habían guardado.
            -Supongo que a pesar de que ya saco la canción por completo –dijo Syaoran cuando metió la flauta a la mochila-, no está de más que la lleve mañana a la escuela, para practicar un poco más.
            -Ahora que guardé ese juego –repitió Kero sin mostrar el mínimo interés en lo que Syaoran decía-, terminaré con el Brumak y lo habré pasado todo.

            Esa noche, cuando el reloj dio las 12, el reloj de la primaria Tomoeda empezó a correr al revés. Un reloj de arena dejaba caer sus granos en la parte inferior, mientras que los engranes del reloj del edificio corrían en sentido inverso, y las manecillas que señalaban la hora regresaban como si se devolvieran en el tiempo...

            -¡¡¡Esto no puede ser posible!!! ¡Maldición! –gritaba Kero mientras se encontraba sentado frente a la consola-. Estoy más que seguro de que ayer lo guarde, tú lo viste, ¿no es así?
            -En estos momentos no tengo tiempo para responderte. Se me hace tarde, tengo que irme ya.
            Y Syaoran salió de la habitación.

            Extrañamente, Syaoran y el resto de su clase se encontraban en el salón de música, y en la pizarra estaba escrito con letras muy grandes “Examen de flauta”.
            -¿Qué no se supone que tuvimos el examen ayer? –le preguntó Syaoran a Tomoyo-. Estoy seguro de que celebré con mi papá y mi hermano el hecho de que los exámenes hubieran terminado.
            -No necesitas inventar historias extrañas para esconder tu nerviosismo.
            -¡No es eso! –se defendió el.
            -Ahora continuamos con el joven Kinomoto –en ese momento dijo a maestra, e igual que el día anterior, Syaoran se levantó para ir hacia el frente.
            -Ten confianza en ti mismo –Tomoyo le susurró igual que la vez pasada, con lo que Syaoran se sintió un poco confundido.
            Ahora estaba frente al resto de la clase, y pudo ver, antes de ponerse a tocar, la cara de Sakura, quien estaba al pendiente del más mínimo movimiento que hacía el. Syaoran se había puesto a tocar la flauta, siguiendo las notas correctas, y esta vez, gracias a la práctica extra que había hecho la noche anterior en su casa, terminó la pieza sin ningún problema.

            -Esto es lo que se llega a llamar “Deja vú” –le dijo Tomoyo a la hora del descanso, cuando Syaoran le había contado exactamente qué era lo que pasaba, al sentir que el día se estaba repitiendo. Al ver la cara de confusión de Syaoran, se apuró a explicarle-. Es cuando te da esa sensación de ya haber estado en un lugar en el cual nunca has estado, cuando crees que ya has hablado con una persona de alguna cosa, esa simple sensación del “ya lo viví”.
            -Pero es que todo lo que está pasando es exactamente igual a lo que pasó ayer. Como esto –dijo mientras apuntaba a la pelota que corría de lado a lado en el campo de futbol-. Está sucediendo lo mismo. Después de esto, Li pasará por detrás de nosotros, pateará el balón, y meterá un gol. Es cuestión de esperar.
            -Pues ahí viene ella –dijo Tomoyo. Syaoran iba a voltear para mirar detrás de él, pero Sakura caminaba en dirección a ellos desde un lugar diferente, además de que no llevaba la flauta entre las manos practicando.
            -Esto es un poco diferente –susurró Syaoran.
            -¿No te parece extraño lo que está pasando? –preguntó Sakura al llegar-. Es decir, ayer también tuvimos el examen de flauta –Syaoran se apuró a ponerse de pie.
            -¡¿Es decir que tú también lo sientes?!
            -Al parecer solo tú y yo nos hemos dado cuenta de que el día de ayer se repitió en hoy. Por si no lo has notado, todo esto es por culpa de una Carta Clow –las caras de Syaoran y Tomoyo se asombraron-. Se encuentra en ese lugar –les dijo Sakura señalando hacia la torre del reloj de la escuela.
-¡Cuidado! –se escuchó el grito de los chicos que jugaban futbol frente a ellos.
            La pelota se dirigía a toda velocidad en dirección a la cara de Sakura. Y nuevamente, como el día pasado, brincó en el aire y metió un gol.
            -No por eso deja de ser un poco diferente –susurró Syaoran mientras la campana que anunciaba el fin del receso sonaba sobre sus voces.

            Era de noche. Syaoran, Tomoyo y Kero se encontraban a los pies de la torre del reloj de la escuela. Mientras Tomoyo se dedicaba a filmar a Syaoran, él se encontraba mirándose así mismo desde todos los ángulos que podía.
            -Me siento… un mayordomo –dijo al final.
           -Eso es porque lo eres –le sonrió Tomoyo-. Te llamas Sebastian, el mayordomo por excelencia. De la serie Kuroshitsuji, lo cual nos dice que no eres solo parte de la servidumbre, en realidad eres un demonio.
            -Espero y no te estés burlando de mí –dijo Syaoran mientras se trataba de acomodar la corbata, que se había salido de su lugar, y el viento de la noche empujaba la cola del traje. En verdad parecía un mayordomo de los años 60tas- Espera un momento, ¿Sebastian? ¿No se llama así tu mayor...?
             En ese momento, Kero los interrumpió.
            -Me parece sorprendente que hayas podido descubrir el lugar donde se esconde la Carta Clow. Al parecer has progresado bastante, mocoso tonto.
            -Desgraciadamente, a Syaoran le han dicho donde se encontraba la Carta –interrumpió Tomoyo, con lo que Syaoran se retiró un poco hacia las sombras, para pasar desapercibido-. Li fue la que le dijo donde la podíamos encontrar –y Tomoyo enfocó la lente de la cámara hacia lo alto de la torre del reloj.
            -Supongo que lo mejor que puedo hacer es quedarme callado y esperar que hagas algo bueno –le dijo a Syaoran tratando de contenerse de darle un golpe.
            Syaoran se encontraba montado en el báculo mágico, subiendo en espirales para llegar a la cima de la torre del reloj, y colarse por una de las entradas.
            -¿Así que esta es la presencia de una Carta Clow? –se preguntó al estar más cerca de la torre, y poder sentir esa extraña vibración.
            Pero en ese momento, algo extraño estaba sucediendo. El ambiente se había puesto del color de las fotografías viejas, y ahora todo pasaba de manera lenta y silenciosa, como si se tratara de una película que se hubiera puesto en cámara lenta.

            Dentro del reloj, en un lugar que ni Syaoran ni Kero podían ver desde donde se encontraban, el reloj de arena había cortado su flujo, y unas manos controlaban lo que parecía ser ese repentino cambio en la continuidad del tiempo.
            La arena que se encontraba abajo ahora subía como si la ley de la gravedad no existiera. Syaoran y Kero, que se habían detenido por completo, ahora viajaban hacia atrás, como si esa película hubiera estado siendo rebobinada. Ahora los dos se encontraban de nueva cuenta junto a Tomoyo, mientras no podían hacer otro gesto que no fuera desilusión mezclada con tristeza.
            -Esto sucedió por culpa de la Carta del Tiempo –le dijo Kero a Syaoran, quien se dedicó a mirar a Tomoyo, y ver como repetía los mismos movimientos con la cámara-. Es capaz de modificar el transcurso del tiempo a su antojo.
            Nuevamente se encontraba volando en círculos alrededor del reloj, mientras Kero le seguía explicando ciertas cosas a Syaoran.
            -Aquellas personas que no poseen poderes mágicos no se han dado cuenta de que el tiempo fue alterado. Tiempo fue muy listo al fusionarse con el reloj que más importancia tiene en la ciudad. Para poder regresar todo un día completo, tiene que realizar su conjuro a la media noche.
            -Entonces, disponemos de 15 minutos –dijo Syaoran comprobando el reloj-. Si llegan a dar las 12, volverá a regresar el tiempo como hace un momento… Tengo que detenerla si no quiero volver a hacer ese estúpido examen de flauta.
            -Y debes de detenerla porque yo no quiero volver a pasar todo el Gears of War 2… Date prisa y captúralo mientras está distraído.
            Pero esta vez, en lugar de que el tiempo se detuviera, el tiempo comenzó a ir más de prisa. El reloj dio las 12 de la noche, y las campanas que sonaban al medio día empezaron a repiquetear. El reloj se regresó sobre sí mismo, mientras Syaoran y Kero no podían hacer nada más que mirar.

            El día se había repetido por tercera vez. Ahora, Syaoran y Kero parecían cansados mientras veían a Tomoyo y su sonrisa radiante por filmar a Syaoran del mayordomo Sebastian.
            -Y no es bonito tener 3 veces examen de flauta –se quejaba Syaoran.
-No es bonito pasar el Gears of War 3 veces y no acabarlo –se quejaba Kero-. ¿Pero porqué vinimos a la misma hora de ayer? Hubiera sido mejor que actuáramos más temprano.
            -No pude evitarlo –se defendió Syaoran-. Nuevamente tuve que celebrar con mi papá y mi hermano, además de que volví a practicar con la flauta…
            -¿Qué es lo que se supone que están esperando? –les preguntó la voz de Sakura, quien aún llevaba uno más de sus uniformes: una especie de uniforme tipo marinerita, de roja, así como una camisa de mangas cortas y bordes rojos, que hacían juego con el cuello rojo y moño rojo que colgaba de ahí.
            -Me supongo que acabas de terminar de ver Lucky Star –le sonrió Tomoyo, y se apuró a filmar a Sakura también. La chica solo suspiró: había usado ese uniforme todos esos días que se habían repetido.
            -Hace una semana, pero tarde más en hacerlo, ya que tenía que encontrar el tono de rojo adecuado. El caso es que los observé la noche pasada. Acercarte volando no es la mejor opción. Tiene que ser una forma discreta, porque si te detecta, moverá el tiempo en tu contra…

            Se habían separado de Sakura momentáneamente. Syaoran, Tomoyo y Kero habían optado por subir toda la torre, por vía de las escaleras, mientras que Sakura se encontraba en el techo de un edificio cercano, y sujetaba un gancho en su mano: estaba planeando brincar.
            Syaoran y Kero habían llegado ya a lo alto de la torre, y Syaoran estaba por decir su conjuro para capturarlo, pero el anciano que sostenía el reloj de arena, se había movido deteniendo el tiempo de ellos, por lo que daba la impresión de que se había desaparecido y aparecido en otro lugar. Estaban preguntándose que era lo que había pasado, cuando de una de las ventanas, entró Sakura.
            -¡Usa la Carta del Escudo! –le gritó al llegar.
            -¡Claro! –respondió Syaoran mientras la sacaba de su bolsillo-. ¡Escudo! –grito, y unas enormes burbujas azules se formaron alrededor de Syaoran, Kero, Tomoyo y Sakura. El ataque del Tiempo rebotó en las esferas que los protegían, así que al verse acorralado, aquella especie de anciano trató de escapar brincando por la ventana.
            -Venid, dios del trueno –invocó Sakura con su espada, y al apuntar a la Carta, unos pergaminos que estaban colocados a lo largo de todo el lugar provocaron una descarga eléctrica en cadena, atrapando al anciano dentro de la torre.
            -Me imagino que ya estabas preparada –dijo Syaoran asombrado.
            -¡Date prisa, mocoso! –le reprendió Kero.
            -Regresa a la humilde forma que mereces –se apuró a decir Syaoran-. ¡Carta Clow!
            En el aire se dibujó el contorno de la Carta, y el anciano empezó a ser absorbido por esa fuerza, hasta quedar atrapado dentro de ella. La Carta Clow se elevó un poco en el aire, y Syaoran estiró su mano para alcanzarla. Pero al caer, la Carta pasó de largo, y se dirigió a la mano de Sakura.
            -Pero… ¿Por qué? –se preguntó confundido y enojado.
            -La Carta siempre acude al lado de la persona que la atrapó –explicó Kero-. Tú habrás dicho el conjuro, pero fue la fuerza, valentía y astucia lo que debilitaron a la Carta del Tiempo, y todo eso lo hizo ella.
            -Eso no es justo…
            La sonrisa de Sakura demostraba lo que era una sensación de felicidad que provocaba que a Syaoran se le revolviera el estómago… Esa sonrisa tan amplia no le gustaba para nada.


Pd 1.Ya se que hace poco utilicé también un cosplay de Lucky Star, aunque ese fue por error. Había estado buscando imágenes del uniforme en internet, pero no me había aparecido nada, así que esa parte había sido eliminada. Sin embargo, al momento de publicar el capítulo en el blog, decidí volver a buscar, y apareció la imagen que ya puse en el capítulo anterior, por lo que el uniforme fue añadido.  Ahora que subí este capítulo, me dio mucha flojera buscar otro cosplay para sustituir este uniforme (aparte de que no se me ocurrió ninguno) por lo que lo mantuve igual. Tranquilos, quizá repita cosplays de diferentes personajes de una misma serie.

Pd 2. Perdón por la primera postdata tan larga =)