The Gringotts

Entra, desconocido, pero ten cuidado

con lo que le espera al pecado de la codicia,

porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,

deberán pagar en cambio mucho más,

así que si buscas por debajo de nuestro suelo

un tesoro que nunca fue tuyo,

ladrón, te hemos advertido, ten cuidado

de encontrar aquí algo más que un tesoro...


2 de mayo de 2011

Syaoran Card Captor: Capítulo 6

Capítulo 6
Recuerdos de Syaoran y su mamá

            -Ese día, recuerdo que se me hizo muy tarde, fue por eso que se me ocurrió tomar un atajo. Así que me fui por el bosque que está atrás de la escuela… Fue entonces que me pareció ver una luciérnaga, así que la seguí… Finalmente llegué al barranco, entonces fue cuando la luz se hizo más grande, y fue ahí cuando vi…
            -¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!
            -¡¿Qué les pasa a todas ustedes?! –gritó Syaoran, a quien los gritos de las amigas de Tomoyo lo habían asustado. Se incorporó ya que se había caído de donde se encontraba sentado, mientras todas respiraban agitadamente, tratando de calmarse.
            -¿Es verdad lo que nos acabas de contar, Naoko-chan? –preguntó Chiharu cuando fue capaz de hablar-. No te habrás confundido –preguntó mientras Naoko negaba con la cabeza.
            -Me resulta increíble creer que haya fantasmas cerca de la escuela -susurró Rika, un poco temblorosa.
            -Oigan… ¿No les gustaría averiguar si lo que Naoko-chan nos acaba de contar es verdad? Sería muy interesante…
            -Pero… Ahí hay un barranco muy profundo… -puntualizó Chiharu, con un poco de miedo.
            -Mientras estemos juntas no habrá ningún problema, no te preocupes –la calmaron las demás, y Chiharu asintió.
            -En ese caso, Syaoran-kun y yo también vamos –dijo Tomoyo, a lo que Syaoran gritó:
            -¡¿Qué?! ¡¿Y qué les hace pensar que las voy a acompañar?!

            No supo cómo, pero esa tarde, mientras el sol se ponía lentamente, Syaoran se encontraba caminando detrás de Tomoyo y sus amigas, por el bosque que se encontraba detrás de la escuela. Mientras caminaban, las chicas platicaban algo despreocupadas.
            -¿Saben? Dentro de poco será el cumpleaños de mi mamá –Chiharu les iba contando-. Y la verdad no tengo la menor idea de que le voy a regalar. ¿Tienen alguna idea?
            -¿Mamá? –pensó Syaoran, mientras escuchaba a medias la conversación… era verdad, según lo que le había dicho su papá, dentro de poco sería también el cumpleaños de su madre.
            Mientras las demás niñas le daban consejos a Chiharu sobre regalos que seguramente le agradarían a su madre, Syaoran seguía pensando en sus cosas... Hasta que llegaron cerca de lo que era el barranco, y ahora, además de quedarse todos callados de repente, y prestando mucha atención, también caminaban con mayor lentitud y cuidado.
            -Fue por este lugar –les dijo Naoko con la voz un poco temblorosa.
            -Yo no veo nada –dijo Chiharu.
            -Quizá solo se aparezca en las noches.
            -Mi… ¡miren eso! –gritó Rika, y todas se voltearon a ver. Detrás de ellas, una esfera de luz se acercaba lentamente. Parecía como si nadie pudiera moverse. Estaban todos paralizados del miedo, pero fue en ese momento en que la luz creció enormemente, y todos echaron a correr, mientras gritaban fuertemente..
            Cuando hubieron salido del bosque, todos respiraban de manera agitada. Fue Rika la primera que, con la mano aún en el pecho, pudo hablar.
            -Era un monstro con largos colmillos y lengua morada… -dijo mientras farfullaba.
            -Tenía un solo ojo que le daba vueltas y flotaba sin ayuda de nada… -fue la explicación  de Naoko.
            -Tenía orejas puntiagudas y una boca roja… -susurró Chiharu.
            -Fue un panecillo gigante… -dijo Tomoyo sin inmutarse.
            -¿Qué? –se preguntaron todas, mientras Tomoyo simplemente se encogía de hombros.

            Syaoran se encontraba dándose un baño caliente, mientras Kero jugaba con un barquito de plástico en la tina de baño. Syaoran no le había revelado a ninguna de las amigas de Tomoyo lo que él había visto, pero si le había dicho a Kero. Se trataba de una mujer muy alta y delgada, con un largo cabello negro, la cual le transmitía la idea de que la conocía de algún lado.
            -Es muy extraño que todas hayan visto cosas tan diferentes –le dijo Kero mientras perseguía al barquito-. No recuerdo una carta con esas características tan extrañas.
            -Si tuvieras tu forma natural, podrías ayudarme un poco mas… -le dijo Syaoran con un todo algo acusador, mientras se recostaba en la bañera, cerrando los ojos y relajándose.
            -Solo necesitas reunir las cartas de Fuego y Tierra para realizar el conjuro…

            Syaoran se encontraba sentado a la mesa, preparado para cenar, en compañía de su padre. Delante de él, se encontraba un retrato de su madre, sentada elegantemente en una silla de respaldo alto, con orejeras. Era en verdad una mujer muy hermosa, siendo que en la fotografía solo tenía 16 años. Se veía que era alta y delgada, y tenía un largo cabello gris, que brillaba dulcemente.
            -Mi madre era una mujer muy hermosa… -susurró Syaoran mientras contemplaba la fotografía.
            -Era la mujer más hermosa y dulce de toda la tierra –le dijo su padre, también en un susurro.

            El padre y el hermano de Syaoran habían salido esa noche, por lo que el niño se encontraba lavando los platos de la cena, cuando sonó el teléfono.
-Tráelo Kero… -le dijo Syaoran.
            -Claro que no, tanta urgencia tienes, tráelo tu…
            -Si lo traes te regalare un postre…
            -Voy volando…
            -¿Bueno? –pregunto Syaoran cuando Kero le puso el teléfono en la oreja-. Tomoyo-chan… ¿qué ocurre? ¿Qué fueron de nuevo al bosque? –repitió Syaoran algo confundido.
            -Esta vez Chiharu-chan me habló, dijo que llevo a otro grupo de persona a investigar… y que el fantasma volvió a aparecer… -se escuchó la voz de Tomoyo al otro lado de la línea-. Creo que lo mejor que podemos hacer, es ir a investigar.
             -Vamos para allá .dijo Kero, quitándole a Syaoran el teléfono del oído.

            Así que 20 minutos después, Syaoran y Kero habían salido de la casa, y se encontraban ahora, de nuevo en el bosque, en compañía de Tomoyo. Tan solo un par de minutos de haber llegado al lugar, la niña había vestido a Syaoran con uno de sus cosplays y mientras el niño miraba sus extrañas ropas, Tomoyo lo filmaba de todos los ángulos habidos y por haber.
            -¿Y se puede saber de qué es esta vez el cosplay? –preguntó estirando la tela negra que le cubría el pecho, se sentía como cuero-. Creo que es un personaje gay, o algo así... ¡No me da confianza sabes!
            -Hoy serás Daisuke, de DNAngel, y creo que tú eres más gay que él… –respondió Tomoyo, y fingiendo que no había dicho lo último, agregó-, ¡¿a poco no es lindo?! –sonrió ella con la mirada radiante, colocando la cámara de cabeza, y filmando a Syaoran de este modo. Syaoran vestía lo que era una camiseta de cuero, así como unos pantalones a juego, y un montón de tiras blancas que lo rodeaban por todos lados. Por algún extraño motivo su cabello ahora era pelirrojo, ya que Tomoyo le había colocado a la fuerza una peluca de picos muy estilizados, además de que tenía unas pequeñas alas blancas en la espalda.
           Sin prestarles atención, Kero revoloteaba alrededor, mirando en cada rincón oscuro que se formaba entre los árboles.
            -Es tu deber como Card Captor capturar cualquier Carta Clow que pueda estar rondando por este bosque –le explicó Kero a Syaoran, quien dejó en paz los picos rojos que tenía ahora por cabello.
            -¿Y si aparece el fantasma? –preguntó Syaoran secamente-. Creo que Tomoyo-chan dijo que una se lastimó al caer del barranco… ¿No sería mejor huir?
            -¿Y vas a dejar que ese fantasma asuste a mas chiquillas? –preguntó Kero –Jamás pensé que fueras un cobarde… -y sonrió maliciosamente.
            -¡Por supuesto que no lo soy! –le respondió dándole un golpe en la cabeza, y un pisotón en el suelo. Syaoran torció la boca, y después de eso, se quedó callado.
-Hay, hay… -Kero se sobaba el chipote que tenía ahora en la cabeza-. Como sea, para solucionar el problema, primero debemos de averiguar… -Y se adentró en el bosque, volando lentamente.
            Syaoran empezó a seguir a Kero dentro del bosque, con Tomoyo caminando detrás de él. Llevaban así un par de minutos, cuando una luz del tamaño de una luciérnaga se detuvo frente a ellos tres.
           -¿Syaoran…? –susurró Kero, y Syaoran asintió. En ese momento, la motita de luz empezó a moverse lejos de ellos, y los tres empezaron a perseguirla. Pero la extraña luciérnaga era muy veloz. Syaoran no tuvo de otra más que usar la Carta Clow del Vuelo para montar sobre el báculo y seguir a la extraña luz.
            La motita de luz finalmente se detuvo, con lo que Syaoran bajó del báculo, para poder verla mejor. Tenía curiosidad por acercarse, pero al haberse detenido la extraña luciérnaga tan cerca del barranco, pensó que lo mejor era guardar las distancias. La motita se movía en círculos, y de repente, empezó a crecer, de poco en poco, hasta que finalmente, explotó envolviendo todo en un gran brillo, y de él, empezó a surgir el cuerpo de una mujer. Una mujer alta, delgada, de largo cabello gris...
            -¿Mamá? –susurró Syaoran, mientras se acercaba lentamente a la figura de una mujer que se acababa de formar. Al escuchar a Syaoran, la mujer le extendió las manos mientras le sonreía-. ¿Mamá? –volvió a repetir. Ya se encontraba más cerca, y su sonrisa, tanto de ella como de él, era más radiante-. De verdad, eres mi mamá…
            -¡Syaoran-kun! –gritaron Tomoyo y Kero al mismo tiempo. Acababan de llegar, y podían ver la situación desde un ángulo diferente. Syaoran caminaba hacia el barranco, acercándose hacia lo que ellos veían simplemente como una enorme luz, y a punto de caer al vacío-. ¡Syaoran! –volvieron a gritar.
            En ese momento, volando a toda velocidad, Kero intento acercarse al punto en el que la luz se encontraba rodeando a Syaoran, para poder sacarlo de ahí, y no permitirle que cayera en el barranco. Pero al parecer, una barrera invisible lo rechazó y empujó a lo que ahora parecía una bola amarilla, lejos de ahí.
            -¡¡¡Syaoran-kun!!! –gritó Tomoyo una vez más, desesperada y con el miedo dibujado en su rostro. La cámara se le había caído de las manos.
            En ese instante, la luz desapareció, Syaoran seguía caminando, pero ya no había donde poner los pies: se encontraba cayendo por el barranco, hasta que, mientras se desmayaba del susto, caía suavemente sobre los brazos de alguien.
            -¿Syaoran-kun? –preguntó la persona que acababa de atraparlo. Se trataba de Yukito, quien dejó caer la bolsa de mandado que llevaba, para poder abrazarlo bien.
            -¿Syaoran-kun? –preguntó Tomoyo, apoyada desde lo alto del barranco.
            -No te preocupes por el –le sonrió Yukito-. Syaoran-kun se encuentra bien.

            Cuando Syaoran abrió los ojos, se encontraba en una casa que no conocía. Estaba mirando alrededor, cuando la puerta de la habitación se abrió. De ahí, entro Yukito, quien llevaba una bandeja con comida.
            -¿Yukito-chan? En… ¿en dónde estoy? –preguntó nerviosamente, mientras se tapaba hasta el cuello, y en ese momento se dio cuenta de que llevaba puesta una ropa que no era el cosplay que Tomoyo le había hecho usar en el bosque, lo cual ocasionó que la cara se le pintara de un rojo tomate muy intenso.
            -Estas en mi casa –le explicó Yukito, quien al parecer no se había dado cuenta del nerviosismo del niño-. Te cambié la ropa que traías puesta por un pijama del abuelo. Espero y no te sientas incómodo -y le extendió el plato de arroz que había traído para él.
            -No, para nada –dijo Syaoran, y se apuró a tomar el plato, y comer de el.
            -¿Syaoran-kun? –preguntó Yukito lentamente-. ¿Se puede saber que hacías en ese lugar? -Syaoran lo miró extrañado-. Es decir... Te caíste del barranco, ¿no lo recuerdas?
            Syaoran, quien había tomado el vaso de leche, dejó en la bandeja de nuevo, y se quedó mirando a la nada, fingiendo hacer memoria. No podía decirle nada a Yukito sobre las Cartas Clow, y la misión que estaba llevando a cabo en ese lugar. Al final, después de volverse a recostar, dijo rápidamente:
            -Al parecer no… ¿Qué paso con Tomoyo-chan?
            -Unas mujeres vestidas de negro llegaron por ella. Estaba preocupada, pero le dije que yo te llevaría con Touya-kun. Bueno... -y Yukito se puso lentamente de pie. Syaoran se tapó nuevamente hasta el cuello-. Ahora, creo que lo mejor será que descanses -.le dijo mientras recogía los platos.
            -¿Sabes? –susurró Syaoran mientras cerraba los ojos-. Arriba de ese barranco, vi… a mi mamá. ¿Tú qué crees que hacía en un lugar así?
            -Syaoran-kun, yo creo… que si hubiera sido tu mamá, no hubiera dejado que cayeras desde ahí. No creo que te expusiera a tal peligro -agregó mientras se acercaba a la puerta, y salía de la habitación.

            A la mañana siguiente, Syaoran ya se encontraba en su habitación. Touya había ido por él a casa de Yukito la noche pasada, y ahora se encontraba descansando en su cama. En ese momento, tocaron a su puerta, y después de decir “adelante” y taparse hasta la cara, Tomoyo entró a la habitación, con una canasta de la que salió Kero.
             -¿Syaoran-kun, te encuentras bien? -le dijo Tomoyo al acercarse a los pies de su cama-. ¿No te paso nada malo? Hoy no fuiste a la escuela.
            -Eso fue porque el exagerado de mi hermano me pidió que descansara. Como si lo necesitara, dado que ya estoy bien –dijo altivamente, mientras se sentaba.
            -Siento mucho lo que paso en el bosque –agregó su amiga-. Yo fui quien te insistió a que fueras.
            -De todas formas, ¿qué fue esa extraña luz…-le preguntó Kero, mientras revoloteaba entre los dos niños. Syaoran se inclinó hacia la cabecera de su cama, y tomó un portarretratos, que tenía la foto de su mamá.
            -Cuando me detuve frente a esa luz, vi salir de ahí a mi madre. –les dijo a Tomoyo y a Kero-. Estoy seguro de que el espíritu de mi mamá está escondido en ese bosque. Quiero ir a averiguarlo. Mi hermano me dijo hace tiempo que los espíritus se quedan en este mundo porque tienen asuntos pendientes. Por lo que yo quiero saber qué es lo que retiene a mi mamá en este mundo…

            -¿Se puede saber qué es lo que traigo puesto ahora? –Syaoran, Tomoyo y Kero se encontraban de nueva cuenta en el bosque de atrás de la escuela. De nuevo, Syaoran examinaba la extraña ropa que traía puesta, mientras que Kero investigaba los alrededores, y Tomoyo lo filmaba, asombrada.
            -Es nuevamente un cosplay. Por hoy serás Lelouch Lamperogue, de Code Geass. Estás usando lo que es su uniforme escolar –dijo mientras Syaoran revisaba los pantalones negros, y el extraño saco con detalles dorados, que tenía un cinturón a su vez negro-. Ahora no te muevas, que necesito ponerte los pupilentes morados, claro, uno debe contener el Geass –dijo sonriente, mientras sacaba la cajita de su bolsillo.
            -Ni loco me voy a poner algo así en los ojos. Me dará cirrosis o yo que sé.
            -No sé porque motivo te debería de dar cirrosis en el ojo –dijo Tomoyo con voz enojada, y haciendo uso de una extraña fuerza sobrehumana, lo retuvo para que no pudiera huir-. No sé que se supone que hagas tú con tus ojos si tienes miedo de que te de cirrosis.
            -Lo decía de broma –se defendió Syaoran, mientras sus ojos lagrimeaban, ya que Tomoyo le había colocado los pupilentes de manera un tanto brusca.
            -Esperaremos que pase algo, me supongo… -dijo Tomoyo, mientras se ponía a filmar los alrededores, por donde Kero se encontraba-. ¿Seguro que vendrá?
            -Estoy seguro, nunca me equivoco –presumió Kero.
            -¡Mira eso! Es…–exclamó Tomoyo. El lente de la cámara enfocaba nuevamente al barranco por el que Syaoran había caído hacía apenas el día anterior. En ese momento, la misma luz se posó en el lugar donde se había puesto la noche anterior, y nuevamente empezó a crecer.
            De ahí, salió el cuerpo de una mujer, con los brazos extendidos, como reclamando un abrazo… La mamá de Syaoran.
            -¿Qué ocurre? –preguntó Kero visiblemente confundido-. ¿Por qué ahora todos podemos ver lo mismo?
            Efectivamente, ahora Tomoyo y Kero veían a la mamá de Syaoran, vistiendo un largo vestido blanco, mientras su cabello gris se mecía por el viento.
            -¿Eres tu mamá? –preguntó Syaoran-. ¿Qué estás haciendo aquí? –le preguntó el niño, pero su mamá no respondió. Simplemente extendía los brazos, reclamando un silencioso abrazo.
            -¡No avances más! –le gritó Kero a Syaoran, ya que había estado caminando nuevamente hacia el barranco. Ya se encontraba a solo un par de pasos, y no se detenía.
            -¡Mamá! –gritó Syaoran perdiendo la voz. Había caído nuevamente por el barranco, y veía la figura de su mama cada vez más lejos de él. -¿Por qué? –preguntó confundido-. Si fueras mi mama no me harías esto…
            En ese momento, Syaoran reaccionó, y usó la Carta del Vuelo, con lo que regresó a ponerse arriba del barranco.
            -¡Tú no eres mi mamá! –gritó al bajarse del báculo mágico-. ¿Quién eres? –preguntó al ponerse frente a la figura… que extrañamente se empezó a desenfocar. Parecía como si se tratara de un holograma mal diseñado.
            -¡Bien hecho!  -le gritó Tomoyo.
            -Esa es una Carca Clow –agrego Kero.
            -Regresa a la forma humilde que mereces, ¡Carta Clow!
            La figura de la mamá de Syaoran se termino de desenfocar, convirtiéndose en simples líneas, las cuales se reunieron bajo el báculo, y formaron el contorno de la Carta Clow, materializándose completamente pasados unos segundos.
            -¡Lo sabía! Se trata de la Carta de la Ilusión –dijo Kero, cuando él y Tomoyo se acercaron-. Esta carta muestra lo que cada persona quiere ver. Eso quiere decir que... Tomoyo, la primera vez tu tenias hambre, ¿no es así?
            -Así es –dijo ella-. Solo podía pensar en eso, supongo que por eso me imaginé el panecillo gigante.
            -Es por eso que esta vez, todos vimos a la mamá de Syaoran- explicó Kero-. Nos mostro el retrato en su habitación, y solo pensábamos en verla a ella.
            -Supongo que después de todo no era mi mamá –dijo Syaoran, y después, dijo para sí mismo-. Aunque me dio mucho gusto verla…
            -¿Y que fue eso que te rechazaba cada vez que intentabas acercarte, Kero-chan? –siguió preguntando Tomoyo.
            -Fue el sentimiento de felicidad de Syaoran, por volver a ver a su mamá –Kero le explicó, tratando de contener la risa-. Supongo que ahora, este donde este, es feliz –dijo Kero acercándose hacia donde Syaoran estaba.
            -Si, yo también lo creo –respondió él, y se guardó la Carta en un bolsillo del pantalón- ahora será mejor que nos vayamos de aquí, y me quite esto de los ojos antes de que me provoquen una catarata.
            -Deja de ser un niño exagerado –lo reprendió Tomoyo con la mirada más amenazadora que tenía-, y déjame seguirte filmando un rato más.
            -¡Está decidido! –gritó Syaoran, mientras el extraño pupilente se quedaba pegado en su índice izquierdo. La furia que Tomoyo sintió en esos momentos, fue una de las peores que Syaoran tuvo que soportar en todo ese semestre escolar...