The Gringotts

Entra, desconocido, pero ten cuidado

con lo que le espera al pecado de la codicia,

porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,

deberán pagar en cambio mucho más,

así que si buscas por debajo de nuestro suelo

un tesoro que nunca fue tuyo,

ladrón, te hemos advertido, ten cuidado

de encontrar aquí algo más que un tesoro...


8 de febrero de 2011

Forward To Past: Chapter 3

Capítulo 3: la tierra de la llama

            -¡¿Te encuentras bien?! –se escuchaba el grito de angustia de un chico, y sus veloces pisadas mientras corría sobre el suelo mojado-. ¡Abuelo! ¡Abuelo! –la chica apenas y podía abrir los ojos, pero podía escuchar a la perfección. Las pisadas en el suelo mojado, y las gotas de lluvia que caían sobre algo… Seguramente tenían una sombrilla encima, ya que ninguna gota había tocado su rostro.
            De repente, los pasos dejaron de producirse, y el sonido de las pisadas desapareció. Sintió como su cuerpo era bajado lentamente, y haciendo un esfuerzo enorme, logró abrir los ojos.
            Se encontraba en el piso de una habitación azul, y podía ver la puerta por la que acababan de entrar, fuera, se podía ver y oír la lluvia que golpeaba fuertemente. Desde donde estaba, las miradas de las dos personas que se encontraban consigo, las veía desde abajo. Uno era un anciano ya muy viejo, que sonreía de manera pacífica, y el otro…
            Era un joven, como de unos 18 años, tenía la piel blanca, y unos ojos de un negro demasiado profundo. Su cabello igual era negro, y su mirada denotaba preocupación.
            -¿Te encuentras bien? –le preguntó el joven, mientras sostenía su cabeza con las manos.
            -S… Si… -fue lo único que pudo responder, antes de volver a desmayarse.

            Cuando volvió a abrir los ojos, la habitación había cambiado. Nuevamente se veía el tono azul, pero al parecer, ahora se trataba de una habitación en sí, y no el recibidor, como había sido el lugar anterior. Intentó sentarse, y sintió la suavidad de las cobijas de la cama donde se encontraba ahora, así como una mano que sujetaba la suya. La chica parpadeó y sintió la mano deslizarse fuera de la suya. Miró a la persona que la acompañaba: era el joven que la había llevado fuera de la lluvia, y dentro de ese lugar.
            -¿Te encuentras bien? –volvió a preguntar el chico, mientras se sentaba en una silla al lado de la cabecera de la cama, y tomaba un vaso vacío.
            -Si, ya estoy mejor –dijo la chica, e inmediatamente preguntó: ¿Quién eres?
            -Yo me llamo Unmei Mizu, pero puedes llamarme solo Mizu, Kaji.
            -¿Kaji? –preguntó la chica extrañada.
            -Así te llamas, ¿qué no lo recuerdas?
            -Yo, no puedo recordar nada de lo que pasó antes de que me trajeras aquí.
            -Entonces, supongo que no puedes recordar como llegaste, ¿o me equivoco? –la chica negó lentamente con la cabeza. Mizu sonrió-. Apareciste cuando regresaba de hacer mis ejercicios espirituales diarios. Simplemente te encontrabas flotando delante de mí, como si bajaras del cielo. Te sostuve entre mis brazos, e inmediatamente supe que eras tú, Kaji. Tu cabello rojo es inconfundible.
            En ese momento, Mizu empezó a jugar dándole vueltas al vaso que aún llevaba entre las manos. Después de darle unas cuantas vueltas, lo tomó con su mano izquierda, y con la mano derecha empezó a llenarlo, con una pequeña corriente de agua que surgió de la palma de su mano.
            -Tu… ¿cómo haces eso? –le preguntó Kaji, mientras se acercaba un poco más para poder ver mejor.
           -Es el poder que tengo desde que nací, como “heredero del agua” puedo controlar todo el líquido sin ningún problema, aunque el abuelo dice que aún me falta practicar mucho, es por eso que vivo en este templo con él y los otros monjes –y Mizu suspiró-. Así que no recuerdas nada, creo que será mejor que te explique todo de la manera más detallada que pueda…

            Desde el principio de la humanidad, el hombre ha venerado a la naturaleza, y a sus tres fuentes de energía más poderosas: el agua, el fuego y el aire. Pero, mientras pasaba el tiempo, el hombre se iba alejando cada vez más de estas enseñanzas, y contaminado el planeta, que es su hogar. Fue de esta forma, por lo que la naturaleza le brindó sus poderes a 3 seres creados bajo sus leyes: Mizu, que controla el agua, Kaji, que maneja el fuego, y Kaze, que manipula el aire.
            Cada cierto tiempo, estas tres entidades deben de sacrificar sus vidas fusionándose con el planeta, para revertir el proceso que los humanos han estado llevando a cabo día con día, y que va matando al mundo. Cada cierto tiempo, estas tres personas se vuelven una sola, y sacrifican su vida por el bien del mundo, y después de cierto tiempo, cuando la madre naturaleza siente de nuevo el peligro, vuelven a nacer para volver a morir.
            Pero esta vez, ha ocurrido algo diferente.
            No sabemos cómo fue que se creó, pero una entidad nueva surgió. Esta persona no quiere ni el bien de la tierra, y mucho menos el bien de los humanos. Esta persona lo único que quiere es destruir este mundo para crear un nuevo imperio que se rija bajo sus leyes. En pocas palabras, quiere tener dominados a los 3 elementos para mover a la naturaleza a su antojo. Es por eso que la naturaleza ha puesto en marcha un nuevo plan, y de alguna forma ha separado a los tres elementos, planeando reunirlos en su momento, para derrotar a esta persona…
            -Por el momento eso es todo lo que se –se defendió Mizu, y se tomó toda el agua del vaso de un solo trago. Lo volvió a llenar, y se lo ofreció a Kaji-. Toma, necesitas beber algo. No te apures –dijo mientras veía la chica el vaso con desconfianza-. Es 100% potable. Al contrario, es mejor que el agua normal. Le hará bien a tu alma.
            Kaji tomó el vaso con manos temblorosas, se lo acercó a la boca, y lentamente bebió de él. Inmediatamente sintió como el agua bajaba por su garganta, y de alguna manera, se sintió más tranquila y en paz. Mizu se levantó de la silla, y se acercó a la puerta.
            -El abuelo sabía de tu llegada, por lo que te ha dejado un cambio de ropa preparada. Yo estaré aquí afuera, esperándote para mostrarte el lugar y…
            -Espera –lo detuvo Kaji cuando Mizu se disponía a abrir la puerta-. Has dicho que eres el heredero del agua, y también me has llamado a mí, la heredera del fuego. Pero yo… yo no sé hacer lo que tú haces con el agua…
            -No tienes que preocuparte por eso –Mizu se acercó a Kaji y le acarició ligeramente la cabeza, revolviendo su cabello rojo-. Es por eso que estaba predestinado que calleras aquí. El abuelo y los monjes nos enseñarán a manipular nuestros poderes. Solo tienes que confiar en ti.
            Mizu volvió a acercarse a la puerta, y esta vez Kaji no interfirió. Mizu se despidió diciendo nuevamente que la esperaría del otro lado, y salió de la habitación, con lo que la chica se bajó de la cama, y dejó el vaso en la mesita de noche que estaba junto a la cabecera de la cama. Se acercó después a la silla, y tomó la ropa que estaba ahí. Lentamente, se volteó para verse al espejo, pero lo que pudo ver, extrañamente no era lo que esperaba.
            Tenía el cabello muy largo y de un rojo llameante. Sus ojos eran negros como la noche, y su tez blanca. Era bajita y delgada… Y aparentaba tener solo 8 años.
            Era extraño, por algún motivo, habría podido jurar que ella tenía varios años más, no solo ocho…
            Sacudió la cabeza como tratando de espantar moscas, para alejar de su cabeza esas ideas, y se apresuró a vestirse. Cuando hubo terminado, salió de la habitación, y pudo ver a Mizu esperándola afuera. Pero su mirada fue rápidamente tomada por el espectáculo visual que se abría ante ella:
            Era un lago un poco grande, con la base de lo que podría considerarse una estatua en el centro de él, que sostenía lo que era una copa de oro, y en su interior, crecían unas borboteantes y abrazadoras llamas, que sostenían una esfera de aire, que no dejaba de girar.
            -¿Te gusta? –le preguntó Mizu a Kaji, pero ella le respondió con otra pregunta.
            -¿Qué es eso?
            -Es el símbolo de la madre naturaleza. El lago, la llama y la esfera. Se trata de nosotros tres: El agua, el fuego y el aire.