The Gringotts

Entra, desconocido, pero ten cuidado

con lo que le espera al pecado de la codicia,

porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,

deberán pagar en cambio mucho más,

así que si buscas por debajo de nuestro suelo

un tesoro que nunca fue tuyo,

ladrón, te hemos advertido, ten cuidado

de encontrar aquí algo más que un tesoro...


11 de mayo de 2010

The Was It A Dream?

Se trataba de una estación de trenes. Aquella muchacha cuyo rostro denotaba una ascendencia asiática, tomaría el tren que salía con destino hacia la ~izquierda~. También había un chico, que con toda seguridad era japonés, y que sabía que su tren salía hacia la ~derecha~. La muchacha abordó el vagón de su tren, y detrás de ella, entró el muchacho. Y fue así como el tren partió hacia la ~izquierda~.

La vía era completamente recta, y el tren llegó a su destino en lo que parecía ser un montón de chatarra que obstruía las vías. Del tren sólo bajó ella, porque era la única pasajera. Caminó con paso decidido hasta un grupo de señores, de donde se apartó uno de ellos, y juntos subieron la montaña de chatarra, para tener una vista del lugar. Tengo entendido que aquel pueblito se llama Santa Eulalia.

La contemplación de la panorámica duró un par de ~minutos~, tras de los cuales, bajaron nuevamente aquella pila de chatarra, y se encaminaron a la ciudad, Chihuahua capital extrañamente solo tomó un par de minutos de caminata. Se encontraban exactamente en la plaza del ángel, y la chica en cuestión ahora se trataba de mí. El señor de la chatarra se había convertido, extrañamente, en mi papá. Estuvimos un rato caminando por las calles aledañas, y terminó comprándome una nieve de vainilla. Cuando regresamos a la plaza del ángel, me adelanté al centro del lugar, y un camión, extrañamente un Ramiro Valles, se cruzó entre nosotros dos, subiéndose a la explanada. Cuando terminó de pasar, mi papá ya no estaba ahí, su lugar lo ocupaba, nada menos que mi ex, Carballo.

Me sorprendí al verlo ahí, con lo que él me tomó de la mano, y me llevó al lugar donde acostumbrábamos estar, junto a toda su bolita de amigos, donde extrañamente se encontraba una de mis mejores amigas de bachillerato: Elizabeth. Me acerqué a ella y la abracé, y le pregunté sobre su bebé. Me respondió que tenía ya un año y 7 meses, y que la había dejado en casa porque estaba durmiendo. Fue entonces cuando yo la regañé, por haberla dejado sola.

En ese momento, se escuchó la voz de alguien, anunciándonos que dentro de poco comenzaría un toquín en la plaza de armas, como siempre. Se escuchó el asentimiento general, y todas las personas ahí reunidas, se dispusieron a ir.

Nos encontrábamos ya caminando por la líber, cuando Carballo se colocó a un lado mío, e insistía en tomarme de la mano. Me negué, varias veces, pero el insistía tanto, que poco a poco empecé a sentir ese miedo que me inunda las veces que me llego a acordar de él. Empezó a presionarme, y yo poco a poco me fui alejando. Necesitaba una vía de escape. Y fue entonces cuando me dí cuenta: yo ya tenía una persona especial que me defendiera y me cuidara de todo lo malo que pudiera pasarme. Bakura.

Tomé el celular y marqué su celular. Con esa clave que comienza con 77 y no tengo la menor idea de dónde es. Pero qué importaba, Bakura me había dicho que se encontraba en la ciudad. Me puse el teléfono en el oído, y mientras escuchaba los tonos, un celular empezó a sonar detrás de mi. Al darme la vuelta, pude ver a Carballo sacando su celular de su bolsillo, en cuya pantalla podía verse una llamada entrante de ~mi~ celular.

Fue en ese momento en que me gritó "TE GANÉ" y empezó a reírse de mí en mi cara. Empezó a gritar mil y un cosas más sin sentido, mientras ondeaba su celular como si tuviera en sus manos una prueba absoluta de algún crimen. Finalmente, me llamó "mentirosa" y "celosa" y fue entonces cuando ya no pude más: tomé a Elizabeth de la mano, y salí corriendo.

Terminamos escondidas en lo que parecía ser una parisina. Mientras ella se divertía mirando las telas, yo estaba en shock. Fue en ese momento en que me dí cuenta de que todo era cierto, y al mismo tiempo, todo era falso: Bakura nunca había existido, todo había sido siempre una mentira demasiado bien planeada para mantenerme controlada, una persona falsa que me infundiera seguridad, amistad, amor, confianza. Se trataba de un engaño demasiado bien planeado, y en el cual yo había caído tontamente. Y fue en ese momento en que me dí cuenta, de que nunca había visto su rostro, ni en fotografías. La verdad cayó sobre mí de una manera aplastante.

Entonces, mi subconsciente despertó de manera sobresaltada, y mientras me deslizaba fuera de la cama para callar la alarma de mi celular que la noche anterior se había quedado sobre el tocador, me dispuse a caminar hacia el baño a darme una ducha, con la canción del promocional de "yo amo el fútbol" retumbando en mi cabeza, y agradeciendole a ~alguien~ o ~algo~, que a Zack el fútbol no le gustara.

Mi mente cada día está más dañada...